“Sólo es posible avanzar cuando se mira lejos”

OPINION

La innovación no es una iniciativa que las compañías puedan improvisar, depende de las personas, de sus habilidades, confianza y capacidad para trabajar en equipo. Alrededor del 85% de las nuevas ideas surgen en el seno de las organizaciones y la clave del éxito consiste en disponer de profesionales preparados y, sobre todo, entusiasmados y comprometidos.

Los procesos, plataformas y herramientas no garantizan la innovación. Las personas son la clave para que la innovación se produzca o... no. Para conseguirlo, la dirección de las organizaciones debe ser capaz de implantar una cultura que incentive la participación y la libertad de ideas: pensar, actuar y también equivocarse.

La innovación requiere confianza de arriba hacia abajo y también creer en el equipo para pensar out of the box, explorar, experimentar y cometer errores desde los niveles más inferiores de la organización: los empleados necesitan confiar en sus managers.

La innovación supone un proceso de cambio en las organizaciones y, además de gestionarlo, hay que liderarlo desde la cúpula de las organizaciones. Para ello se necesita crear una visión de cambio sostenible a largo plazo. La puesta en marcha de un proceso de estas características supondrá derribar ciertas barreras e inercias establecidas.

En los tiempos que corren cada vez es más importante innovar, abrazar el cambio, incentivar la creatividad y la diferenciación de nuestras empresas como vía de supervivencia a largo plazo.

En nuestro entorno conviven nuevos modelos de comportamiento del consumidor más exigentes, mayor nivel de presión de la competencia y una reducción asociada de márgenes, lo que convierte a la innovación en la mejor opción frente a otras estrategias.

Para que una organización adquiera una verdadera ventaja diferencial y se reinvente debe centrarse en las necesidades actuales de los clientes -lo cual es muy importante- y anticiparse, ser proactiva y atreverse a construir el futuro.

José Ortega y Gasset afirmaba que “sólo es posible avanzar cuando se mira lejos”. El objetivo de las empresas que busquen la innovación se debe centrar en el largo plazo, aunque para ello sea necesario afianzarse y apoyarse en el corto plazo y combinar ideas e iniciativas de carácter más disruptivo con otras más evolutivas, que permitan obtener resultados y retornos a más corto plazo y que avalen su adopción.

La innovación requiere paciencia: los resultados llegarán pero sin un plazo preestablecido.