Otra cosa no pero solera sí que tiene. El teléfono sigue reinventándose desde que Alexander Graham Bell lo patentara a finales del siglo XIX. Y ya no sólo se trata de elegir un modelo según el uso que se le vaya a dar -inalámbrico, de sobremesa, móvil- también es una cuestión decorativa.
Por economía, por tradición, o por lo que sea, lo cierto es que la mayoría de las casas siguen contando con un teléfono fijo. Si bien ya no se utiliza como antes, estos dispositivos se resisten a darse por vencidos frente a la tecnología móvil.
Sobre una mesa, en un aparador, colgados de la pared... Los teléfonos 'de toda la vida' siguen usándose para llamar pero también, y mucho, para decorar. Se podría decir que cada modelo define a la persona que habita en la casa.
Un objeto con el que divertirse y adornar
No todo son los que nos instalaban las operadoras al dar de alta la línea. Ni tampoco los típicos de oficina, funcionales pero nada bonitos. Los que quieran adornar y divertirse con estos aparatos tienen una enorme variedad entre la que elegir.
Los hay de estilo 'vintage', como los que tenían nuestros abuelos o bisabuelos, pero también hay quien los prefiere modernos, por eso muchas compañias optan por darles un estilo futurista.
También se pueden elegir teléfonos con formas (de zapato, de boca, de labios, de hamburguesa) e incluso con texturas y/o colores chillones.
A cada hogar, su teléfono.
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