En el que muchos consideran como
el año en el que veremos resurgir la realidad virtual -con propuestas como
Oculus Rift o Samsung VR-, Microsoft ha decidido dar un paso aún mayor. Este
verano comenzará a ofrecer versiones de desarrollo de lo que la compañía
denomina la «primera plataforma de computación holográfica», unas gafas
bautizadas como HoloLens.
El nombre parece sacado de una
novela de ciencia ficción y las gafas son realmente una apuesta poco ortodoxa
para Microsoft, una empresa que cada vez parece más centrada en el mundo de los
servicios y la nube. Pero, ¿qué es exactamente HoloLens? La respuesta es un
visor de lo que se conoce como realidad aumentada. Permiten ver el mundo real,
pero sobre él superpone imágenes sintéticas.
Microsoft llama a estas imágenes
hologramas porque son, en cierto modo, proyecciones tridimensionales sobre el
espacio real. El usuario puede caminar con libertad por la habitación donde se
encuentra y los objetos virtuales se comportarán como si de verdad estuvieran
presentes. Además de proyectar las imágenes, las gafas también son capaces de
reconocer los movimientos realizados con las manos frente a ellas y reaccionan
ante comandos de voz.
Las gafas podrían tener
diferentes aplicaciones. Serán capaces de crear pantallas sobre cualquier pared
o superficie, mostrar juegos con elementos interactivos sobre una mesa o
permitir la construcción o visualización de objetos tridimensionales en el aire
o sobre una superficie. Un arquitecto, por ejemplo, podría trabajar sobre un
modelo 3D de su próximo edificio sobre la propia mesa de trabajo, como si se
tratase de una escultura interactiva; un artista, dar forma a los detalles de
una escultura antes de enviarla a la impresora 3D.
«Sólo el potencial en el campo
del entretenimiento es impresionante», asegura Satya Nadella, presidente del
gigante de Redmond. La compañía mostró a los asistentes a la presentación del
producto, en Seattle, cuatro ejemplos prácticos entre los que se encontraba una
versión holográfica del popular juego de construcción y supervivencia
Minecraft, que Microsoft compró a la empresa desarrolladora del juego, Mojang,
el pasado mes de septiembre por un importe aproximado de 2.500 millones de
dólares.
Un uso clave del nuevo producto
será la asistencia remota. El usuario no sólo será capaz de realizar una
videoconferencia con alguien, sino que el interlocutor podrá señalar objetos
físicos en el campo de visión del usuario y apuntar las instrucciones a seguir.
Un cirujano, por ejemplo, podría recibir indicaciones de un colega que esté en
la otra punta del planeta y ver las líneas de corte y los pasos a seguir
dibujados sobre el cuerpo del paciente. Arreglar un grifo o instalar una
bombilla será también mucho más sencillo. El fontanero o electricista podrían
anotar sobre las piezas las instrucciones precisas a seguir en tiempo real.
Microsoft ha comenzado también un
programa piloto de colaboración con la NASA. A partir de este verano, la
agencia espacial desarrollará una herramienta que permitirá a sus ingenieros
ver en tres dimensiones, sobre el suelo del laboratorio, una proyección
fotorrealista del suelo marciano. Podrán «caminar» por la superficie del
planeta y colaborar en tiempo real con otros científicos para investigar
ciertas rocas o elementos topográficos.
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