Inmersión en el ecosistema. Por
cuarto año consecutivo, los premios «Innovadores menores de 35» de MIT
Technology Review, la publicación del Instituto Tecnológico de Massachusetts,
presentan a los 10 jóvenes con los proyectos tecnológicos más originales e impactantes
del país. Para elegir a estos jóvenes, después de un minucioso proceso de
selección, MIT Technology Review en español ha contado con la ayuda de un
comité de jueces. Los ganadores participan, gracias al apoyo de la Fundación
Rafael del Pino, en un programa de inmersión en el ecosistema emprendedor y de
innovación en Estados Unidos.
Un 'dream team' investigador. Los
seleccionados en esta edición del concurso son: Alberto Acedo (AC-Gen Reading
Life), por su test basado en ultrasecuenciación de ADN que detecta mutaciones
en genes relacionados con cánceres hereditarios; Belén Masiá (Universidad de
Zaragoza), por combinar investigación en percepción humana y en técnicas
computacionales para detectar y paliar discapacidades visuales; Héctor Gómez
(Universidad de A Coruña), por crear métodos computacionales capaces de
predecir cómo evolucionará el cáncer de próstata en cada paciente; Judith
Cubedo (CSIC-ICCC), por su kit para identificar una proteína marcadora con el
que diagnosticar el infarto en fases más tempranas; Luz Rello (Universidad
Pompeu Fabra), por sus herramientas informáticas que mejoran la lectura y
escritura de las personas con dislexia; Paulo Rodriges (Mint Labs), por su
software de análisis en la nube que convierte neuroimágenes en mapas 3D del
cerebro manipulables en tiempo real; Samuel Sánchez (Instituto Max Planck para
Sistemas Inteligentes), por sus nano y microrrobots tubulares que podrían
transportar espermatozoides, descontaminar el agua y entrar en células
cancerígenas; Sandra Cifuentes (Centro Nacional de Investigaciones
Metalúrgicas), por sus materiales bioactivos que pueden mejorar los implantes
óseos reabsorbibles; Sergio Álvarez (Vizzuality), por sus herramientas de
visualización de código abierto que cuentan las historias que esconden los
grandes volúmenes de datos; y Víctor Vilarrasa (Lawrence Berkeley National Laboratory),
por sus herramientas numéricas que pueden ayudar a abaratar el almacenamiento
subterráneo de CO2.